jueves, 24 de junio de 2010

A más de 50 años de la “Antropología de la pobreza” de Óscar Lewis.


He de confesar con mucha ignorancia que cuando escuché de este libro y más de este autor, prejuiciadamente lo taché inmediatamente como “absurdo”, leí uno de sus libros “Los hijos de Sánchez” de manera reacia, pues consideraba que era una ofensa hacia la sociedad y pueblo mexicanos.

Contextualizando. Ambos textos surgieron en diversos años, en el caso de “Los hijos de Sánchez” no recuerdo, pero este último, “Antropología de la pobreza” fue en 1956, en ese periodo, el país sufría una transformación, pues después de la devaluación de 1954 y más de 11 años que concluyó la segunda guerra mundial, muchos gobiernos y países del mundo, aquellos de la posguerra y afectados indirectamente decidieron formar riendas en la planificación de la economía (aranceles, políticas proteccionistas, mercado interno) y de nueva cuenta México no fue la excepción, se implementó el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) fincado en sus bases previamente con Lázaro Cárdenas.

Se dejó por un momento de lado el “liberalismo político y económico” al Estado de Bienestar, al Estado grande, interventor. Así pues, muchas economías adoptaron muchos de esos preceptos (preceptos keynesianos) teniendo resultados variables en cada país.

En México se dio lo que se llamó “El milagro mexicano” mediante el modelo ISI se tuvo un crecimiento sostenido del %10 anual. Esto alimento el discurso político sustentado en el partido único, en el que se jactaba los milagros obtenidos a partir de la revolución, encaminados hacia una sociedad con oportunidades, vivir mejor.

Oscar Lewis, con sus estudios destapa toda esa cloaca populista dentro de la retórica priista, hacia una realidad cruda, contundente de las contradicciones existentes, en la calidad de vida, en lo nefasto de la manufactura, productos, calidad y servicios de las paraestatales, lo exorbitantemente caso de los productos, de la devaluación, la falta de educación y empleos dignos.

He de confesar que mi ignorancia era resaltada porque Lewis al hacer su estudio en la sociedad mexicana, partía de los conceptos y visiones de la antropología norteamericana y como tal, con toda su visión del mundo y la forma en la que construye a partir de ese conocimiento adquirido y tal como se ve en “el otro”.

E.U.A. se ha reivindicado constantemente como el país que tiene que salvaguardar “la paz y la libertad”… todo eso sustentado en ese texto llamado “Destino Manifiesto”

Y no solamente en ese aspecto, sino también en lo económico, pues ha sido de su parte y su complicidad con nociones unidas en la definición de la pobreza.

Valdría la pena para empezar a cuestionarnos ¿Qué es la pobreza? ¿Qué se entiende y se puede comprender y entender de ella? Mi critica estribaba particularmente en la manera como Lewis trabajaría con la familia mexicana, pues él tiene una visión del mundo americana y como tal, sería inevitable partir de esa visión del mundo, pues eso interviene directamente hacia nuestra percepción.

Es de reconocer que hace antropología desde una nueva perspectiva, ya no es tan solo en el análisis de restos humanos, físicos o de comunidades pasadas, su forma es innovadora, una forma dinámica de estudiar a la comunidad, bien diría Marx: “El ser social del hombre determina su conciencia”

Como observador, graba a detalle todos los acontecimientos, palabras, diálogos entre los habitantes de su comunidad, así como las explicaciones causales por las cuales llegan a ser y a comportarse como son.

Esto abre diversos campos, por una parte la antropología, la sociología, la psicología, psicoanálisis y hasta la filosofía como la conformación del “ser mexicano” en sociedad.

“Antropología de la pobreza” a diferencia de los “Hijos de Sánchez” que es un estudio específico de una generación transicional del campo a la ciudad. Es un estudio de un día en cinco familias de diferentes situaciones sociales y económicas. La familia Martínez: campesinos. La familia Gómez: migrantes de campo a la ciudad. La familia Gutiérrez: personas provenientes del lugar más pobre de la ciudad. La familia Sánchez: La gente de los suburbios y La familia Castro: los nuevos ricos.

Su contenido es abrumador, pues a lo largo de estas familias se manifiestan conductas y estilos de vida que a pesar de los años, aún siguen vigentes, el proceso transicional del campo a la ciudad son evidentes, sus diálogos, sus intereses, sus anhelos no difieren de los nuestros.

Es cierto, los contextos han cambiado en 2010, quizás las situaciones y escenas que presenta Lewis, no sean comunes ni familiares, para mí, por mí estilo de vida pueda decir que sí, pero pone de manifiesto algo, ese algo que el punto neurálgico: la cultura.

Bien valdría la pena realizar un trabajo semejante, pero de familias que dejaron México y residen en Estados Unidos ¿Por qué no?

También constituye a mi parecer, en términos sociales una demanda hacia mejores oportunidades, calidad de vida, algo que gobierno, sociedad y nosotros debemos atender.

¿Por qué somos así? ¿Qué podemos hacer para cambiar? ¿Queremos cambiar?

¿Será acaso el trabajo de Óscar Lewis una herramienta para la reflexión de nuestra sociedad?

¿Podremos encontrar respuestas a nuestras disfuncionalidades psíquicas y sociales?

A pesar de que fue publicado hace más de 50 años, es abrumador y sorprendente ver y vivir fenómenos sociales presentes: alcoholismo, pobreza, analfabetismo, machismo, misoginia, violencia intrafamiliar, abandono, infidelidad de pareja…

Sin importar la condición económica, nivel intelectual, se pone en evidencia las mismas frustraciones, neurosis, malestar socio cultural, anhelos, aspiraciones, creencias, estilos de vida, esos detalles tan arraigados de nuestra cultura están ahí presentes.

Antes de mirar hacia otros estados, este estudio se realizó en el DF y en la zona metropolitana, a mi experiencia esto es visible. El contexto en el que se escribió la sociedad celebraba y se jactaba de los triunfos de la revolución mexicana cuando en contrapartida la situación era y es muy diferente.

Es 2010, la sociedad se jacta de los “frutos de la independencia y la revolución” cuando en realidad basta con tan solo ver los acontecimientos que se están desarrollando, así pues, ¿Qué diferencia hay?

Así pues, a más de 50 años de la publicación de este trabajo, no ha habido grandes cambios, recomiendo mucho su lectura, en el se hayan elementos que en su tiempo se estructuró y se conformó como sociedad.

Ante esta situación y con base a los estudios de Lewis y la pobreza yo pregunto:

¿Qué hay que celebrar?

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