viernes, 19 de febrero de 2010

Reflexiones...

Durante estos días, no he dejado de recordar en las últimas cosas que me han pasado y que en verdad me encantaría contarlas, pero creo que dado el poco tiempo con el que dispongo, me limitaré a hacer estas breves reflexiones y con ello reafirmar algunas cosas que desdeñaba por completo.

He de confesar que cambié bastante desde que recibí aquella "sacudida" que cambió de manera trascendental mi vida, no es broma aquello que escribí en las entradas anteriores, con ello me ha hecho pensar con seriedad mi carrera, mi formación como filósofo y como solamente dentro de la filosofía, sino de todas aquellas carreras en las que se basen principalmente de la palabra.
Me lamento profundamente del por que carajos no le puse la demasiada atención a mis clases de hermenéutica, puesto es aquella que se encarga de la interpretación, pero ¿Qué pretendo decir con esto? ¿Qué relación hay entre la interpretación y la palabra?

Su relación es tanta que se podría decir que las dos son una misma, pues dentro de la palabra y del sujeto que la descifra se encuentra una infinidad de interpretaciones que dependiendo de su inteligencia, su contexto o de su psicología, esta interpretación se puede prestar ya sea para beneficiar, así como atacar o por que no, matar.

Quizás sea radical con mi afirmación, pero algo que me ha quedado perfectamente claro es el uso de la palabra y que a veces el hablar en situaciones o momentos no oportunos, inadecuados, puede ser muy peligroso o incluso mortal.
Esto me hace más consciente de mi carrera, creo que de igual manera, de las debería pensárselas los comunicólogos, los traductores, los políticos, pues la gran mayoría de nosotros desconocemos acerca de las consecuencias que puede acarrear una palabra mal empleada o nuestra ignorancia de como el destinatari pueda reaccionar, tal caso deberíamos juzgarlo desde nuestra perspectiva y no fijarnos en la estúpidez del otro.
El punto aquí en esta reflexión es acerca de la importancia que tienen las palabras y como las usamos, así como a quien se las decirmos y por que se las decimos, esto por que no sabemos si el sujeto en cuestión sea comprensible y racional para entender la situación y otro que sea alguien que expresa su pensar de otras formas.

En lo que concierne en ese punto, basta señalar que eso ya es "espacio de poder" y no de interpreaciones lingüísticas...

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