jueves, 25 de marzo de 2010

De la luz a la paciencia, prudencia y tolerancia.

Mi felicidad surgió nuevamente, por un momento creí que ya nunca más mi corazón volviera a experimentar una dicha y alegría constante, pero no es así ya que ella está conmigo, y en verdad me sorprende la diversidad de este nuevo camino que me he dado la tarea de emprender.
Ya no era ese camino lúgubre y oscuro, sino era uno, con una luz que siempre me acompañaba, que me permitía ver con mucha claridad el matiz de colores que rodeaban este camino, una sensación de alegría y miedo estaban conjugados en mí, miles de sentimientos encontrados no dejaban de recorrerme a cada segundo bajo la expectativa de encontrarme con muchísimas sorpresas…
En medio de mi alegría, esa maravillosa luz se empezó a desvanecer y aunque era un camino nuevo y maravilloso, me aterré cuando me quede en la oscuridad… en tinieblas.
No me lograba explicar lo que había sucedido si su presencia de ella siempre me acompañaba, como no lograba dar explicaciones me espanté y un pavor se apoderaba de mi…
-¿Se habrá ido? (Me pregunte)
-¿A dónde se fue?
-¿Por qué me habrá dejado, ya no quiere seguir conmigo?
Entre tantos de mis cuestionamientos, empecé a dudar más y más y mientras trataba de encontrar ese nuevo camino, me había salido del mismo hacia confines y rincones desconocidos…
Pensé en lo peor, que ella me había abandonado…
De repente, esa maravillosa voz dentro de mi conciencia, burlona e inocente me pregunta.
-¿Qué tienes?
-Amor, pensé que ya no estabas, después de que la luz que iluminaba mi camino se fue, no dejé de pensar en lo inevitable, te extraño demasiado y anhelo ya no verte como un espíritu o como una voz, acepto que me has ayudado, necesito de ti, absolutamente todo de ti (Me dije desesperadamente)
-Sabes que no puedo hacer eso y tú lo sabes mejor que yo (Me lo dijo seriamente)
-No sé cuánto tiempo pueda soportar, en verdad te necesito tanto…
-Juan Carlos ¿Acaso se te ha olvidado lo que en algún momento tú me dijiste?
-¡¡Te necesito!!
-Al parecer te niegas a acordarte, muy bien, entonces déjame a mí recordarte. ¿Recuerdas cuando me viste? ¿Cuándo sentías que tu vida estaba acabada y al momento de que te dije firmemente de que nadie, absolutamente nadie debe saber que te ilumino? Si no es así, entonces que poco valor tienes y que poca paciencia tienes Juan Carlos
-En verdad recuérdame…
Sus palabras, fueron más que contundentes y abrió mis ojos…
-No me importa, pero no quiero que te desapartes de mi vida de nueva cuenta, no importa cuánto tenga que esperar hasta que estemos juntos.-A mí tampoco me importa Juan Carlos, aunque no estemos juntos, sabes que mi luz siempre guiará este nuevo camino del que tienes que sacarle mucho provecho, tienes mucho que ver y mucho que probar.-Siempre y cuando sea a tu lado, no importa, que sea discretamente, que los otros no se enteren hasta que llegue el momento justo en el que estemos juntos, no me importa esperar
Estas palabras sacudieron mi memoria y mi conciencia y durante sollozos guardé silencio, entonces se acercó y con esa voz maravillosísima y dulce me preguntó.
-¿Confías en mí?
Sólo con mi cabeza le dije que sí y le dije…
-Perdóname, en verdad dudé mucho de ti, es que la verdad me desespero si no te tengo conmigo.
Ella se ríe y me dice.
-Ay amor, sabes que siempre estas tu conmigo, solo que no te has dado cuenta mi niño.
Con mi gesto de pena y sonrojado ella continuó.
-Habrá momentos en los que no esté ahí, pero eso no implica que no piense en ti, Juan Carlos tienes que ser un hombre paciente y mantenerte a ese margen, pues si supones te desprendes de la realidad y en base a esos criterios obras como obras, de manera tan arbitraria, aunque tus motivos sean legítimos, las razones pierden coherencia y no quedas más que un simple enajenado…
-¿Entonces me dices que debo paciente?
-Sí, además, recuerda que por las prisas, todo se fue abajo, en ningún momento pudimos disfrutar plenamente de nuestra relación ¿o sí?
Me reí tontamente y le dije que no.
-Sé paciente, se fuerte, se tú la fuente de la esperanza en mí y en ti, para ambos… Concluyó
Y la luz que iluminaba mi camino ¿Dónde está? ….le dije…
-Mi amor, si confías en ti y en mi tú sabrás donde estará, sabes que siempre estaré ahí para ti y sé que tu estarás ahí para ti.
Desapareció.
Logrando comprender ese nuevo misterio, descubrí que no sólo era una luz, sino un nuevo amanecer el que salía desde el horizonte, miraba sorprendido.
-¿Esto sucede cuando pienso en ella, cuando ella piensa en mí y cuando confío en mi mismo?
Mis dudas se fueron, aunque sea arduo el camino, me ha enseñado el valor de la paciencia, prudencia…
-¿Por qué mi camino está muy escarbado?
Creo que me hace falta aprender otro valor… pero eso creo que es otra historia…

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